Casting para November Gallagher

Nove no echaba de menos el cielo, sin embargo, no terminaba de adaptarse a la tierra.
Aunque en el cielo muchos ángeles, cómo ella había sido antes, eran dignos de desconfianza y de hostilidad, siempre eran honestos. Ella no estaba acostumbrada a toda la maldad que había creado la humanidad. Pero tenía que acostumbrarse. Porque había desobedecido las reglas y había caído en pecado con algún que otro mortal.
Sin embargo, Nove no se arrepentía, al menos ahora no. Porque ese destierro cómo castigo por sus actos, había sido el detonante para que conociera a su actual pareja, al que no podía querer más de lo que ya lo quería.
James LeBlanc. Un demonio. ¿Cómo lo hubiera conocido de no haber cometido esos pecados?
Nunca hubiera imaginado enamorarse de un demonio. Al principio, cuando Nove llegó a la tierra, a los pocos meses conoció al chico. Ella pintaba sonrisas falsas en su rostro, y aparentaba una amabilidad que realmente no profesaba hacia el chico. Sin embargo, para su sorpresa, James supo ver el engaño e intrigado, se fue acercando más a ella. Hasta que al final, ninguno supo cómo pasó, pero ya había algo que los conectaba y no podían separarse.

Ese destierro, aparte de para descubrir que el mundo mundano estaba cada vez más podrido, le sirvió para saber que tenía que guardar las distancias con las personas, que debía ser más observadora y pensar antes de actuar. También le enseñó que no todo se rige por las apariencias o por las razas. James no era el típico demonio. Era alegre, divertido, amable, un fanático de la música, y a Nove le encantaba escucharlo cantar o tocar algun instrumento. Su vida cambió a mejor al conocerlo, aunque ambos renegaron un poco de sus sentimientos al principio. Pero, obviamente, el amor nunca se va sin actuar.

Y allí se encontraba November, sentada en el muelle, mirando cómo el sol decaía para atardecer, y cómo el agua se mecía lentamente con la leve marea. Ese era uno de los pocos placeres que había encontrado en la tierra. Los paisajes. En el cielo no era para nada así, era una belleza mundana que el ser humano destruiría tiempo después, seguramente. Mirando el cielo en sus variados colores a esa hora, Nove tarareó una canción. Se la había enseñado James. Y a esa misma persona esperaba. Para estar con él no le hacía falta mucho. No necesitaba de cosas materiales, únicamente de su presencia. Y la chica estaba realmente sorprendida. Aún incluso cuando era un ángel, allá arriba, era difícil acceder hasta ella, nunca se dejaba conocer, y tenías que hacer reales esfuerzos para trabar amistad con la morena. Nadie la conocía cómo era en verdad. Pero entonces, cuando comenzó su vida cómo ángel caído, conoció a James, y parecía que todo era más fácil, era sencillo sincerarse con él.

Ojala él hubiera sido la causa de sus pecados cometidos, así sería una dulce vida cómo ángel caído.